miércoles, 25 de mayo de 2016

CONSTELACIONES FAMILIARES

Honrando la grandeza de la vida


Silvia Arteaga (Ma. Bodhi Vistara)
(Bodhi Vistara) Maestra en Ciencias Sociales (FLACSO, Ecuador-Perú), Licenciada en Turismo (Venezuela) Consteladora Familiar (certificada por el Instituto Bert Hellinger), Terapeuta en Sanación Pránica y Sanación Quántica, (formada en Poona, India), Tarot de Orientación y Meditación.

Al honrar nuestros orígenes honramos la vida, tomamos consciencia de que somos parte de algo más grande, somos parte de un todo.  Somos parte de ese “algo”  que a través del tiempo hemos ido dejando olvidado. No recordamos a aquellos que nos han precedido y de quienes llevamos nuestra genética y toda la herencia energética que, aun sin saberlo, está presente en nosotros. 

Mediante  diferentes estudios y reflexiones hemos podido apreciar que somos seres tribales, sentimos una gran necesidad de pertenencia a la Tribu, a la nuestra, a la que nos corresponde. Los niños crecen con alegría y seguridad al sentir que muchas personas se ocupan de ellos, que todos forman parte de una gran familia, aun cuando sus integrantes vivan en diferentes lugares.

Tenemos una gran capacidad para rastrear nuestras raíces e identificarnos con nuestros antepasados, pero al hacerlos partícipes de nuestra vida cotidiana a través del dolor, se nos hace difícil obtener las respuestas que buscamos y ello nos mantiene atrapados en las actitudes y formas de relacionarnos, sintiéndonos muchas veces incapacitados para avanzar y para retroceder.

Gracias a esa conexión se puede observar como por la lealtad y por el amor que viaja dentro de un sistema de  familia hay niños que son capaces de buscar la muerte para reunirse con sus ancestros que han quedado olvidados y que ya nadie recuerda.  Observamos manifestaciones de pequeños que buscan una situación dolorosa tan solo para mostrar a los padres algo que no se quiere o no se puede ver.

A través del trabajo de Constelaciones Familiares un miembro –valiente- de un grupo familiar, se atreve a romper la cadena de favores y rencores que se ha repetido dentro de un sistema familiar y con ello busca convertirse en una persona de transición. Intenta ser un vínculo entre el pasado y el futuro. Ese cambio personal puede modificar positivamente su vida y a muchas vidas más adelante.

Nuestros ancestros nos han ido transmitiendo, generación tras generación, sus propios conocimientos y experiencias,  al hacerlos parte de nosotros con amor y cuidado empezamos a descubrir que lo hermoso y positivo de los guiones que poseemos, también han estado presentes gracias a ellos; es solo que hasta el momento los hemos dado por sentado,  sencillamente están ahí, no nos hemos detenido a pensar cuales son sus orígenes.

Mi contacto con muchas personas a través de las Constelaciones Familiares me ha permitido sentir un gran respeto personal y entrar en  la consciencia de lo hermoso y sagrado que es el espacio interior de cada uno, y por ello, ese espacio, debe ser tratado en una forma cuidadosa, respetuosa, sin juicios ni recomendaciones de cómo debería ser su vida. Su legado energético es algo que debe ser tratado con el respeto que merece, ocupando cada uno el lugar que le corresponde.

Las Constelaciones Familiares son más que una terapia, es abrir el corazón para poder entender la belleza que cada uno trae de sus antepasados, de su herencia, de sus orígenes. Solo  para entrar en la consciencia de que la Vida fue, es y será un regalo indescriptible;  que debemos honrarla para vivir momento a momento, para nacer de nuevo cada día y descubrir poco a poco que dentro de nosotros se encuentra un tesoro que nos legaron nuestros ancestros y que se renueva constantemente para darnos la libertad de ser. 

Las generaciones futuras esperan que les sea entregado el maravilloso don de volar con sus propias alas, llevando en ellas la fuerza de los antepasados que los impulsa, respalda y en lugar de mantenerlos atados al pasado, esa fuerza los mantiene en conexión continua con sus orígenes, sus raíces, pero con la libertad de forjar su propio camino. Allí radica la grandeza de la vida.

PROXIMO TALLER 
11 DE JUNIO. Inscripciones Aqui

miércoles, 18 de mayo de 2016

LA ALQUIMIA VITAL O LA TRANSFORMACIÓN DE SÍ MISMO


APROXIMACIONES TEÓRICAS AL PROCESO ALQUÍMICO

JAIME HALES
APUNTES CURSO DE ALTA MAGIA

   

1.Estamos viviendo una época en la que son evidentes grandes transformaciones. Algunos se han asustado y temen el fin del mundo, las guerras y la destrucción de la humanidad. Otros anticipan tiempos terribles en los cuales la tecnología y las máquinas someterán a los humanos o, un poco menos, habrá ciertos humanos que manejando las máquinas podrán controlar la vida de miles de millones.
   2.- Decimos que somos magos en cuanto somos capaces de transformar la realidad, mediante acciones directas e indirectas. La más grande de las transformaciones es la de la persona desde su propia esencia para acceder al camino de la plenitud y la perfección.
    3.- La Magia puede ser “blanca” o “negra”, según su intención. Puede ser Alta o Baja, según los métodos que utiliza y los objetivos finales. El Mago blanco quiere transformar la realidad en busca de la esencia misma de todas las cosas, conectado a la raíz del conocimiento, definiendo desde allí el ámbito de acción y el método, el objetivo y la intención.




4.- Los más grandes magos de los tiempos antiguos fueron los alquimistas, precursores de las ciencias, quienes buscaban transformar los metales impuros en oro, porque el oro representaba para ellos el más perfecto de todos los productos de la tierra.
  • Estaban convencidos de que podían llegar a encontrar el método adecuado.
  • En esa búsqueda definieron el concepto de Piedra Filosofal, aquella sustancia que podría permitir lograr el objetivo con la sola aplicación al metal impuro (la aplicación por cierto sigue un procedimiento, pero éste no sería complejo sino fácil aunque delicado, en el que no deben cometerse ni errores ni manejos imprecisos con el riesgo de producir resultados desastrosos para el alquimista).
 5.- Por cierto que a los antiguos sabios. Magos de Alta Magia Blanca, les interesaba poco el oro y el dinero. Lo que ellos buscaban era la transformación del ser humano en un ser perfecto, aun con la limitación de ser un ente encarnado, es decir, sujeto al tiempo y al espacio como límites y al deterioro y la descomposición como destinos y procesos corporales inevitables.

 6.-Llamamos ALTA MAGIA o ALQUIMIA VITAL a la propuesta secreta de esos Magos, que ha llegado hasta nosotros a través de las tradiciones esotéricas y los misterios de las comunidades que han seguido estudiando y trabajando en una tarea que, aunque difícil, no ha derrotado a los eternos buscadores.
  • Por el contrario, los reveses dieron más ánimo para seguir avanzando en mundo hostil, con la esperanza de que en Acuario, esta hora nuestra, las cosas serán más fáciles. O menos difíciles en el tránsito.
  • a propuesta secreta de esos antiguos sabios, Magos de Alta Magia Blanca, para encontrar y desarrollar la potencia divina de cada ser humano y, merced a las combinaciones adecuadas, encontrar el camino para el cumplimiento de la tarea personal. Pues, no hay nada más perfecto que cumplir la tarea para la cual se ha nacido. Y sólo es necesario encontrarla, cruzando el pórtico que se alza frente a nuestros ojos, ese mágico umbral que estamos cruzando para adquirir conocimientos teóricos y prácticos útiles a nuestro propio proceso de desarrollo.

 7.- Si hacemos un ejercicio de imaginería podremos ver nuestra vida como un viaje singular, en el que buscamos ese umbral.
  • Y en ese desplazamiento por las edades (el tiempo) y el espacio nos vamos encontrando con otros que hacen el mismo peregrinaje en busca del gran umbral, pero cruzando otros pórticos menores o personales.
  • Cruzamos muchos de ellos, creyendo a ratos que es el definitivo y luego nos damos cuenta que el camino continúa. Y nada mejor que hacer ese camino en compañía de otros. Algunos permanecen largo tiempo, otros van siguiendo sus propias rutas y bifurcaciones.
  • Esos encuentros son insustituibles y debieran ser inolvidables. Todos, unos más otros menos, unos con dolor otros con alegría, van marcando nuestra vida y si no hubiesen estado, nosotros hoy no seríamos los que somos, no estaríamos en este proceso de hacer consciente nuestro recorrido.

8.- Viajamos hacia la divinidad, pero lo hacemos como humanos. La meta del viaje es nuestra conciencia de serlo, nuestra conciencia de seres trascendentes, nuestra conciencia de seres encarnados.

9.- Los seres humanos tenemos la experiencia de las emociones, los instintos, la racionalidad y también las preguntas acerca del universo o la espiritualidad. Somos un tipo de seres


     muy complejos, seres únicos que nos cuestionamos una y otra 

     vez acerca de nosotros mismos. Tenemos identidades diversas, para movernos y poder adaptarnos a la sociedad, escuchamos voces internas que nos invocan a tratar de entender qué pasa en nuestro interior y en nuestro entorno.
10.-El concepto más habitual de los tiempos actual es para referirse a este proceso es “desarrollo personal”. Preferimos la expresión “desarrollo” por sobre “crecimiento” ya que la primera nos insinúa un proceso más integral, holístico, que permite que la persona vaya expandiéndose en forma más armónica. Por cierto, no es más que una cuestión de palabras y uso del lenguaje, sin descalificar los discursos de otros ni querer abrir una discusión bizantina sobre “cuantos ángeles caben en la cabeza de un alfiler”.
11.-Entendemos por desarrollo personal la expansión de la potencia divina que todos tenemos, inmersos en la realidad terrestre.
  • En cada ser humano hay un germen de divinidad que debe ser expandido para alcanzar la meta final. Esa expansión es un aprendizaje que debe hacerse, en la generalidad de los casos, en varias encarnaciones.
  • Somos humanos y en esa perspectiva nuestra corporalidad en esencial: somos gregarios y necesitamos de otros para existir, desde la concepción hasta la muerte, pasando por cada momento de la vida.
  • Somos seres del mundo y requerimos de las relaciones con otros. En ese mundo, en esa realidad, debemos cumplir con nuestra tarea. Es la hora de aprender algo nuevo y llevarlo a cabo en el curso de los años que pasamos en el planeta como seres de carne y hueso.

12.-Conocernos y ser conscientes de quiénes somos y cómo somos, es fundamental para la expansión de nuestro ser. La tarea que hemos de desempeñar nace desde nosotros mismos. Por eso el histórico mandato de todos los grandes sabios de la humanidad: “Conócete a ti mismo”. La felicidad es un estado del alma que resulta del cumplimiento de nuestra tarea de vida. Es posible ser feliz en medio de las penas, porque la alegría transitoria, el contentamiento, pasarlo bien, son situaciones puntuales, tanto como las penas, los dolores y los malestares. Pero la felicidad es un estado permanente que se consigue al encontrar la ruta hacia el pórtico final, al menos el final de nuestra existencia.
13.-Ya hemos hablado de esto y tal vez sea necesario profundizar en textos posteriores, pero no podemos dejar de referirnos al tema del origen de la humanidad y su relación con lo divino.
  • Estamos convencidos de que la especie humana no es fruto del azar: aquella baja probabilidad que se juntaran las moléculas para dar origen a la vida y en particular a la vida animal y humana.
  • Tampoco creemos en ese creacionismo ramplón que no dice que todo se hizo en un acto inmediato tal y cual lo conocemos.
  • Sabemos que la ciencia ha logrado establecer ciertas secuencias evolutivas y explica muchos de los procesos en ese desarrollo. Pero la pregunta que nos surge es justamente en los “vacíos” de la evolución, esos saltos biológicos o culturales que nos muestran varias humanidades en una sucesión alterada.
  • Es lo que hemos llamado “Intervencionismo”, como una explicación interesante que nos refiere a que esa divinidad que puede haber dado el impulso original a los procesos, vuelve a intervenir – por medio de seres superiores enviados especialmente al planeta – de diferentes formas.

14.-El ser humano va camino de regreso. Tal es su aspiración, volver a las raíces, al origen de todo y ser parte integrante de esa divinidad. Para ello debemos, como he dicho, cumplir con  nuestras tareas. Es necesario descubrir para qué hemos nacido.
15.-El alma del ser humano, antes de encarnar, ha resuelto una tarea y, sabiendo que en los primeros años tenderá a olvidarla, deja señales para su recuperación. Entonces a medida que aparece la conciencia de ser como somos, surge la necesidad de descubrir las señales y para eso miramos el nombre, la madre, el lugar de nacimiento, la fecha de nacimiento. Todo ello nos irá dando información suficiente. Avanzamos formulando proyectos, cumpliendo promesas o renunciando a hacer lo que debemos hacer, lo que nos alejará de la meta y de la felicidad. Pero es nuestra libertad, es la posibilidad de tomar decisiones y entre ellas está la de avanzar hacia lo que tenemos programado o renunciar a ello. Vamos avanzando y al llegar al final de la vida humana, evaluamos con nuestros maestros, pudiendo programar la siguiente encarnación para ir avanzando en lo que podemos llamar una búsqueda superior en el ejercicio de la humanidad de cada uno. Hasta que al final retornemos a la divinidad: es el eterno retorno del cual nos hablan tantas historias, tantos mitos, tantas religiones y tantas leyendas. Es la gran aspiración del ser humano de eternidad.
    
16.-Vamos a trabajar con la Alquimia.
  • Ya dijimos que su pretensión es la transformación de los metales en oro: es la ciencia que a partir de la experimentación busca la perfección en lo creado. Es un esfuerzo concreto y no teórico, que compromete al ser humano en su integridad. Abre las puertas de la creación y es el fundamento de la sanación.
  • En el trabajo de laboratorio se nos enseña que su objetivo es la liberación de la materia al tiempo que algo se libera desde la materia. Y ello producirá un encuentro armónico de las energías hasta conducir a formas específicas de perfección.
17.- El proceso alquímico visto como una concatenación de actos mágicos se orienta siempre hacia cuatro objetivos, que se dan de consuno, como elementos integrantes y no como etapas sucesivas o alternadas.
  La búsqueda eterna, es decir, una vez iniciado el camino jamás se puede dejar de buscar, salvo que se esté dispuesto a pagar altos precios.
  La búsqueda de la belleza, entendiendo por tal la perfección estética y ética, es decir, la armonía en sus distintas dimensiones.
 La prolongación de la vida, la salud, la armonía y la combinación perfecta de la corporalidad en sí misma y con el alma. Los exploradores antiguos, hasta la conquista de América por los europeos, buscaban la fuente de la eterna juventud, es decir, aquel lugar en que sus aguas darían la sanación perfecta y permanente.
   La felicidad, como estado perpetuo del alma durante la encarnación y en el momento de desencarnar, derivado del cumplimiento de las tareas en una alta medida.

18.-En el desarrollo del trabajo alquímico nos unimos a esos miles de buscadores y sabios que por miles de años han intentado encontrar respuestas.  En occidente podremos encontrar a los más grandes alquimistas entre los árabes, sabios esotéricos de la Edad Media de Europa y algunos renacentistas de la Europa cristiana, principalmente católica. Recomiendo buscar tratados sobre la historia de la alquimia, aunque vale la pena mencionar a algunos.


  19.- Pese a las creencias populares de que se trataba de charlatanes que vendían pócimas, la mayoría de los alquimistas eran investigadores cultos, inteligentes y bien intencionados, e incluso distinguidos científicos. Isaac Newton dedicó mucho más tiempo y escritos al estudio de la alquimia que a la óptica o la física. Pero los había grandes en toda la cuna de occidente (el mundo árabe o semítico) y los países orientales cercanos como la India y Persia, como por ejemplo el gran Al-Biruni, persa del siglo XI. En Grecia antigua, la filosofía iba de la mano de la Alquimia y la Matemática, razón por la que podemos nombrar a Pitágoras, Tales de Mileto y su pupilo Anaximandro; Empédocles (el primero probablemente en formular la teoría de los cuatro elementos básicos de la realidad, posteriormente desarrollada por Platón y Aristóteles). Pero indudablemente fueron los árabes quienes más trabajaron el tema y entre ellos son los más conocidos Al-Razi (en latínRasis) y JabiribnHayyan (en latín Geber). El conocimiento de los alquimistas árabes instalados en Andalucía pasó a los cristianos y en plena Edad Media, años previos al milenio, destacó Gerberto de Aurillac, que luego llegaría a ser Papa. Podemos seguir mencionando cristianos destacados, como Robert Grosseteste (1170–1253), Alberto Magno (1193–1280) y su discípulo Tomás de Aquino (1225–1274). Ramón Llull, conocido como Lulio, destacó en este esfuerzo, pero sin duda el alquimista más relevante fue Roger Bacon (1214–1294), franciscano, que quiso acercar el cristianismo al mundo real y buscó la piedra filosofal: “Esa medicina que eliminará todas las impurezas y corrupciones de los metales menores también, en opinión de los sabios, quitará tanto de la corruptibilidad del cuerpo que la vida humana podrá ser prolongada durante muchos siglos.” Así sustituyó la idea de la inmortalidad por la de longevidad y salud. Otro grande fue Nicolás Flamel (1330 - 1417), quien escribió mucho, pese a que ya se habían desatado persecuciones cuando el papado prohibió la alquimia. El alemán Heinrich Cornelius Agrippa, el inglés John Dee, el polaco Miguel Sendivogius, fueron figuras poderosas en el post renacimiento. Finalmente debemos mencionar a TychoBrahe (1546–1601), Thomas Browne, Paracelso, Parmigianino, el barón Carl Reichenbach.

20.- En el ejercicio de la Alquimia, como sucede en todas las disciplinas, pero sobre todo en aquellas que escapan de control público, hay profesionales serios y otros que no son más que charlatanes cuyas actividades desorientan y dañan. Por ello las personas deben formarse rigurosamente, estudiar y trabajar en sí mismos. Mientras existieron instituciones serias a cargo de maestros o sabios de verdad, había una ordenada secuencia de aprendices, oficiales y maestros, funciones y títulos a los que se ascendía mediante un procedimiento dirigido, controlado, con orden y de acuerdo con el trabajo efectivo que las personas hicieran.



21.- Los verdaderos alquimistas y aquellos magos que saben trabajar con la Alquimia Vital distinguirán con facilidad a los charlatanes, a quienes llaman “Sopladores”, porque se imitan a avivar el fuego y crear apariencias, pero solo buscan riqueza, reconocimiento y retribución. El “Iniciado” es el que está aprendiendo, que ayuda al que le enseña y que pausadamente accederá a todas las experiencias. Sin embargo muchos que están en esta calidad creen ya haber llegado, se apuran, se apartan del que les enseña y quieren seguir su propio camino. En eso deben tener cuidado, porque si bien su trabajo es serio y bien intencionado, en verdad no han alcanzado el nivel requerido para actuar en forma autónoma. Nadie sabe antes de tiempo. Se llama Adepto al que está en el proceso de búsqueda, que comprende lo que busca y sabe guiar a los que están a su cargo. A esto debemos llegar y saber que cada uno de nosotros vive estas experiencias, pero que accede  la categoría de adepto cuando es capaz de trabajar su propio camino interior, conocer su tarea principal, avanzar en su realización y utilizar los elementos que el universo (la divinidad) pone a su disposición. Ahora bien, cuidado con el gran pecado de los alquimistas: la soberbia. Y la manipulación del camino propio y de los demás. Nada peor que creer que se pueden tomar atajos para llegar a la meta. El camino se hace completo o no es el camino.

22.-  La pregunta que debemos hacernos es si acaso esa Piedra Filosofal existe y dónde reside. ¿Es posible encontrarla? Mi respuesta es sencilla: la Piedra Filosofal vive en cada ser humano y cuando la encontramos alcanzamos las metas que debíamos tocar. El objetivo es saber más de nosotros mismos; conocer nuestra tarea vital y aprender a usar los recursos que se han puesto a nuestra disposición para lograr la combinación adecuada que nos lleve a avanzar en el camino de perfección. Hoy el mundo ofrece muchos caminos: unos más válidos que otros, unos verdaderos y otros falsos. Mucho se nos propone: desconfiemos de lo fácil, de lo sencillo, del éxito liviano. En ellos se pierde el ser humano.

martes, 10 de mayo de 2016

LA PALABRA DIVINA Y LOS LIBROS DE SABIDURÍA


Jaime Hales

Material del Curso de ALTA MAGIA


Partimos de la base de la existencia de una divinidad, a la que definimos como un todo. La divinidad es todo cuanto existe y está fuera del tiempo y del espacio. Aceptamos la divinidad como una energía consciente, creadora, generadora de vida desde la nada y luego desde lo que ella misma ha creado. Hasta ahí podemos tender a estar de acuerdo muchos, pero la pregunta que surge es si acaso esta divinidad, luego de crear, sigue interesada en lo que ha creado. Particularmente importa esto respecto del ser humano, cuya génesis y existencia desafía las probabilidades de que hubiera surgido espontáneamente. La consiguiente teoría de la evolución nos dice que hubo un proceso evolutivo para el desarrollo de ser humano, desde el homínido primitivo hasta el ser civilizado. Esa teoría parece ser muy razonable, pues considera que la aparición del humano es el resultado de la evolución de los primates, que ciertamente se le parecen en ciertas materias. Sin embargo el estudio detallado de las especies vivas semovientes nos puede llevar a la constatación de altísimas similitudes genéticas y biológicas de otros seres con el humano, como por ejemplo, ciertas variedades de gusano, de cerdo y de insectos. La falta del “eslabón perdido” y la existencia continua de los primates más avanzados sin nuevos cambios introduce más dudas respecto de que la evolución sea la única explicación de la aparición de los seres humanos en el planeta. Más aún, si bien existe la posibilidad de que los seres humanos hayan alcanzado el desarrollo actual en un proceso crecientemente acelerado en los últimos 50 mil años, luego de más de dos millones de años sin movilidad ni cambio notorio, la probabilidad es baja. Desde la “Lucy africana”, hace dos millones de años, hasta la aparición de homo erectus nada cambia, pero al poco tiempo empiezan los cambios y surgen en hombre de Neanderthal y el hombre de Cromagnon, el homo habilis y finalmente el homo sapiens. Y cada vez transcurre menos tiempo entre uno y otro proceso y desde hace ya 11 mil años el conocimiento se acelera hasta el punto que podemos llegar a hablar del homo sapiens-sapiens, el decir el hombre que sabe que sabe y que en los tiempos modernos multiplica el volumen del conocimiento disponible en períodos de 6 o 7 años. Es decir, en una vida humana se duplica más de 10 veces.

Me siento convencido de que eso no es posible en un acto espontáneo, sino que se explica
por la intervención de una fuerza externa al propio ser humano que modifica la especie. Esta intervención se mueve en dos direcciones: un proceso civilizatorio y un proceso de desarrollo espiritual. Es el nexo entre la trascendencia y la realidad concreta, siendo el elemento central el sujeto humano que une en sí ambas vertientes. Es lo que nosotros simplificamos diciendo “cuerpo y alma”. Entonces, me hago la siguiente composición de lugar: cuando el creador decide la existencia del humano, es decir, un animal con más inteligencia y habilidades, con mayor conciencia de sí mismo y de la trascendencia y sobre todo – como bendición y tragedia – de libertad, interviene produciendo cambios que van desde la biología a la conciencia espiritual. Tal intervención la hace la divinidad pues le interesa el destino de su propia obra.[1]

¿Cómo hace tal intervención? ¿Cómo se comunica la divinidad?
La primera pregunta se responde simplemente: de todas las formas posibles, incluso aquellas que hoy ni siquiera estamos en posición de imaginar o suponer.
Respecto de la segunda, ya dije que la divinidad va en busca de un doble objetivo para los seres humanos: el proceso civilizatorio y la convocatoria a la trascendencia. Al revisar la trayectoria humana sobre el planeta mediante las disciplinas conocidas - como la historia, la arqueología, la antropología, la biología y sus derivados, la geografía, entre otras – vamos a observar que se repiten ciertas formas que podemos considerar apropiadas para el proceso de civilización y la conexión con la trascendencia: la presencia de mensajeros que se nos presentan como avatares, profetas, canalizadores y escritores de “libros sagrados”.

1.- Los avatares: esta expresión proviene de la religión hindú, fuente de muchas de las menciones en el moderno pensamiento holístico y parte de las tradiciones espirituales. Se refiere a la encarnación de una “deidad”, es decir, una figura divina que toma forma humana. Esta expresión considera el carácter sobrenatural del encarnado y de la encarnación en sí
misma, ya que se trata de una “parte” de ese Dios total, de esa divinidad que lo incluye todo. Es una figura divina, menor que la divinidad toda. Es un emisario o una expresión específica de esa divinidad que se hace presente en el mundo físico y social. Respetados por muchos hombres y mujeres de todo el mundo, revisten a veces un carácter divino para los seguidores de las religiones específicas que los ponen en el más alto nivel, como sucede en el hinduismo
y en la mayor parte de las vertientes cristianas. Rama, Krisna, Buda, Jesucristo, Pitágoras, Moisés, Viracocha, Zoroastro, Quetzalcóatl, Abraham, Yahvé, Mitra, Mahoma (que jamás pretendió ser encarnación divina). Y debiéramos mencionar como avatares a las principales figuras del panteón griego, egipcio, sumerio. Ellos vienen al mundo humano o irrumpen en él cuando las condiciones de vida así lo exigen. El sagrado libro Bhagavad-gītā pone en boca de Krisna, encarnación de Vishnú, la siguientes palabras: “Siempre que la rectitud decae y aumenta la injusticia, yo me manifiesto; y para la protección de los virtuosos, la destrucción de los viciosos y el restablecimiento de la rectitud, yo encarno de era en era”(capítulo IV, versos 7-8).

2.- Los profetas: El profeta es un intérprete de la palabra de Dios, que por su gracia y disposición, entrega mensajes al pueblo, anunciando y denunciando, advirtiendo, anticipando. El profeta es una persona concreta que recibe mensajes de la divinidad para ser entregados. Durante los dos milenios anteriores a Cristo, en el mundo semítico  se desarrolló
un verdadero oficio de profeta en las distintas religiones. Ellos, por sus quehaceres más habituales, estaban a medio camino entre el sacerdocio y el chamanismo. Los profetas judíos de los que da cuenta la Biblia se distinguen claramente de los sacerdotes e incluso muchas veces parecen ser sus enemigos, por cuanto denuncian las iniquidades de los gobernantes y las clases superiores, entre los que ellos se contaban. El profeta es de lenguaje duro en la denuncia y en la advertencia, pero suave en el anuncio. Y junto con hablar a las “Vacas de Bazán” denunciando su corrupción y la explotación que hacen del pueblo, anuncia la tierra de la que manan leche y miel. La función profética, de cierto modo, es parte de la propia naturaleza humana, ya que cualquiera de nosotros puede ser elegido por la divinidad para ser portador de sus mensajes. En el ámbito privado, muchas veces lo hacemos, incluso sin tener conciencia de ello. En la medida que avanzamos en el conocimiento de nosotros mismos e incrementamos nuestra conciencia, podremos servir con modestia y autoridad en la función profética en el ámbito que nos corresponda actuar.

3.- Los mensajes directos, canalizaciones o revelaciones:
Sin que lo esperemos y probablemente tampoco lo merezcamos la divinidad nos usa de mensajeros para otros. Sin saberlo, llega hasta nosotros una palabra que debe ser dicha a alguien. Y lo hacemos, servimos de canal o de mensajeros para una persona que lo está necesitando. Otras personas reciben de pronto mensajes más evidentes o revelaciones sobre ciertas cosas, muchas veces en relación con su profesión o actividad. Y nosotros lo atribuimos a la intuición, como si ésta fuera un mérito propio y no el misterioso modo de conocer inspirado por la divinidad.

4.- Los libros de sabiduría:
La divinidad nos ha entregado “libros” en los cuales están escritas pautas sobre los procesos de civilización y conexión con la trascendencia, para que sean leídos por los humanos en la medida que los vayan necesitando. En la medida que aumentan la conciencia de sí y la de su civilización, los seres humanos están más dispuestos a acceder a esta sabiduría y son capaces de verla con mayor integridad. Lo que en un momento puede haber sido solo una guía elemental, se va convirtiendo en un libro que da señales sobre cómo actuar ante todos los dilemas que la vida propone continuamente.
Hay libros religiosos y libros no religiosos, llamados también mágicos o simplemente oráculos. En el comienzo todos los libros eran tanto religiosos como oraculares y mágicos, pues no había distancia entre el sacerdocio y la magia. A medida que las religiones se fueron sustentando en el poder, la magia fue quedando relegada a un plano secundario u oculto y sus libros fueron vistos como rivales de la religión.
Cuando tomamos un libro en función de lo religioso descubriremos que los mensajes que entrega son de carácter general para los seres humanos. Entre ellos se cuentan los vedas de la India, el ya citado Bhagavad-gītā, la Biblia en sus versiones judía y cristiana, el Talmud escrito por los sacerdotes y sabios judíos, el Corán, el Libro de Mormón. Por cierto hay muchos más. Hay otros libros de sabiduría vinculados a lo religioso, pero que son de un nivel menor, pues tienen más de elaboración intelectual que de revelación o inspiración divina, como por ejemplo el Zohar, la poesía árabe religiosa, El Tao, los evangelios apócrifos, las obras de Tomás de Aquino.


Los libros no religiosos responden preguntas formuladas por una persona y por lo tanto tienen mensajes directos para explicar (describir con sentido) aconsejar y pronosticar frente a lo que cada sujeto consulta. Son señales para recuperar la memoria del alma: saber cómo soy y qué debo hacer en la vida.



Mencionemos entre los más importantes:
·        La Astrología: el libro basado en el mapa del cielo que “ve” el recién nacido. Usa los Planetas, las Constelaciones y las Casas Astrológicas.
·        Las manos o el oráculo del cuerpo, basado en la disciplina llamada Quirología.
·        La numerología.
·        La geometría sagrada.
·        El Tarot, que es el libro que señala el camino humano: nos propone un mapa con arquetipos, tareas, desafíos, metas por alcanzar.
·        La Alquimia, que es la disciplina de los 4 elementos y pretende guiarnos hacia la armonía mediante el autoconocimiento y la combinación perfecta de los elementos de la realidad.
·        El I Ching, de la cultura china.
·        Las runas escandinavas.



[1] He renunciado a la idea que tuve de joven: entender los motivos de Dios. Sé que no puedo contestar eso mientras tenga los límites de un humano, lo que me tranquiliza y hace que me concentre en vivir más que en teorizar o especular respecto de las intenciones de otro superior a mí o rechazar su existencia simplemente por mis limitaciones comprensivas.